sábado, 9 de noviembre de 2019

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA


"...Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;..." (Eclesiastés 12:1)


Una vez dijo un poeta:
"Sesenta años no es un día
pueden tenerlo por cierto
pues si mis dichas han muerto
ahora tengo la virtud
de ser pa' esta juventud
lo mismo que un libro abierto..."
(La Leyenda del Horcón. Repertorio poético de Luis Edgardo Ramírez)


Si contrastamos estos dos contenidos podremos ver que el Señor Dios Todopoderoso alerta a los jóvenes a buscar de su presencia, antes de que caigan en las trampas que satanás, siempre ha colocado y atrapado a muchos en el camino;


Por otra parte, vemos la voz de la experiencia, no porque necesariamente se haya llevado una vida recta, sino porque los años vividos se convierten en "un libro abierto" que puede evitar que muchos cometan los mismos errores.


El rey David escribió: "...entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti..." (Salmos 51:18), y una pregunta interesante es ¿con que experiencias iba David a enseñar el camino a los transgresores?... Con su misma "mala experiencia", pues el hizo lo malo, le fue mal, pero,... tomado de la mos de Dios restauró su camino y ahora lo tomó a bien para enseñar a otros.


¡Y cuidado!...
No es que tenemos que cometer muchos errores para aprender, sino que podemos tomar el consejo de Dios a través de su Palabra, podemos aprender de las experiencias de otros y si no, entonces por desobedientes, aprenderemos de nuestras propias experiencias.


Finalmente, cito Josué 1:8
"...Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien..."


domingo, 25 de agosto de 2019

Cuándo y cómo adorar a Dios


En medio del costumbrismo y el legalismo, las gentes habían perdido el verdadero sentido espiritual de acercarse a Dios y mantener una comunión con Él.

Los ministros religiosos no se habían dado cuenta o simplemente obviaron que aún los paganos se habían acostumbrado a la forma y/o modos en que ellos adoraban a Dios.

En ese dilema, podemos ver a la mujer samaritana (Juan 4), que cuando Jesús inicia una conversación con ella, su principal inquietud no fue relacionada con el agua que le pidió el Señor para beber, ni las palabras siguientes que intercambiaron, sino ¿dónde se debe adorar a Dios?: “…Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar…” (Juan 4:19-20)