viernes, 4 de octubre de 2013

CONOCIENDO A DIOS

La inmensa mayoría de las personas “creen en Dios”. Las diferencias doctrinales vienen determinadas por desviaciones en la mala interpretaciones de la Palabra de Dios (La Biblia), por lo general, de parte de personas insensatas que buscan como amoldar una vida de pecado dentro del Santo Evangelio de Dios, usando Citas Bíblicas como base para dar cabida a prácticas varias que van en contra de la misma Palabra de Dios.
Con que facilidad se le puede callar la boca a cualquiera que quiera corregirnos o exhortarnos cuando nuestra manera de vivir no está acorde con la Santidad de Dios, alegando como defensa diversidad de porciones Bíblicas, sin embargo, cuando tomamos la Palabra de Dios como el espejo de nuestras vidas, Aleluya,… entonces nos daremos cuenta si realmente somos lo que decimos ser delante de Dios, o simplemente no conocemos a Dios.
Pero, las diferentes desviaciones que han introducido al conocimiento público respecto a la interpretación de las Santas Escrituras, aún con todo lo extraviado que puedan ser, jamás pudieron ocultar citas como 1 Juan 2.3 “…Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos…”, significa entonces que cuando nos miramos en el espejo de este extracto Bíblico, veremos nuestras vidas espirituales tal cual como Dios las ve. “…No nos engañemos…”, dijo Pablo, “…Dios no puede ser burlado…” (Gálatas 6.7).
¿Qué provecho tiene delante de Dios, vivir de las apariencias ante de los hombres, ignorando que quién ve y pesa los corazones es precisamente Dios?; bien dijo Pablo en Gálatas 1:10 “…¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios?... Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo…”.
Dice 1 Juan 2:6 “…El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo…” y tengamos siempre en cuenta, que para andar como Jesús, entonces nuestras vidas necesitan ahora mismo un cambio radical. Atendiendo pues a la exhortación que dice en Efesios 5:15 “…Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,....”, y añade en Colosenses 3:5,8,9 “…Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,… Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,…”.
Y nos dice más el Espíritu Santo allá en Gálatas 5:16,19,20,21 “…Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne... que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;…”.
Amados hermanos y amigos, ¡Velad!
Dice la Biblia en Santiago 4:4 “…¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios…”, y dice además 1 Juan 2:15-17 “…No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre…”.

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