La inmensa mayoría de
las personas “creen en Dios”. Las diferencias doctrinales vienen
determinadas por desviaciones en la mala interpretaciones de la Palabra
de Dios (La Biblia), por lo general, de parte de personas insensatas
que buscan como amoldar una vida de pecado dentro del Santo Evangelio
de Dios, usando Citas Bíblicas como base para dar cabida a prácticas
varias que van en contra de la misma Palabra de Dios.
Con que
facilidad se le puede callar la boca a cualquiera que quiera corregirnos
o exhortarnos cuando nuestra manera de vivir no está acorde con la
Santidad de Dios, alegando como defensa diversidad de porciones
Bíblicas, sin embargo, cuando tomamos la Palabra de Dios como el espejo
de nuestras vidas, Aleluya,… entonces nos daremos cuenta si realmente
somos lo que decimos ser delante de Dios, o simplemente no conocemos a
Dios.
Pero, las diferentes desviaciones que han introducido al
conocimiento público respecto a la interpretación de las Santas
Escrituras, aún con todo lo extraviado que puedan ser, jamás pudieron
ocultar citas como 1 Juan 2.3 “…Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si guardamos sus mandamientos…”, significa entonces que
cuando nos miramos en el espejo de este extracto Bíblico, veremos
nuestras vidas espirituales tal cual como Dios las ve. “…No nos
engañemos…”, dijo Pablo, “…Dios no puede ser burlado…” (Gálatas 6.7).
¿Qué provecho tiene delante de Dios, vivir de las apariencias ante de
los hombres, ignorando que quién ve y pesa los corazones es precisamente
Dios?; bien dijo Pablo en Gálatas 1:10 “…¿busco ahora el favor de los
hombres, o el de Dios?... Pues si todavía agradara a los hombres, no
sería siervo de Cristo…”.
Dice 1 Juan 2:6 “…El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo…” y tengamos siempre en
cuenta, que para andar como Jesús, entonces nuestras vidas necesitan
ahora mismo un cambio radical. Atendiendo pues a la exhortación que dice
en Efesios 5:15 “…Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como
necios sino como sabios,....”, y añade en Colosenses 3:5,8,9 “…Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia,… Pero ahora dejad también
vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos,…”.
Y nos dice más el
Espíritu Santo allá en Gálatas 5:16,19,20,21 “…Digo, pues: Andad en el
Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne... que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;…”.
Amados hermanos y amigos, ¡Velad!
Dice la Biblia en Santiago 4:4 “…¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios…”, y dice
además 1 Juan 2:15-17 “…No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.16 Porque
todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre…”.
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