1 Timoteo 1:5-9
“…Pues el propósito
de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia,
y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a
vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que
hablan ni lo que afirman…”
Este verso habla de “Mandamiento,
una orden a ser cumplida nos guste o no; es decir, que el amor no nace solo
sino que es una decisión a tomar en obediencia a Dios.
Las gentes del mundo, desde años
atrás han desviado a casi la totalidad del concepto del amor. Y eso lo vemos,
por ejemplo, en frases como estas: “Hacer el amor”…¿Qué significa “hacer el
amor”? y de una vez aclaremos algo: Tener sexo sin estar unidos en matrimonio
significa fornicación y si no es con la pareja legal, se llama adulterio. Para
que sea amor, debe ser bajo la bendición santa del matrimonio.
De hecho, aún en nuestras
congregaciones cristianas, han introducido erróneamente conceptos del mundo
griego y su mitología relacionados con el amor, clasificándolo como Eros[1], Philia y Ágape, términos
estos tomados del libro El Banquete de Platón[2]
¿Qué es el amor?
Tratar de definir el amor, es
casi tan complejo como practicarlo a plenitud, pues es muy fácil demostrarlo a
algunas personas como a nuestros familiares y amigos, pero no a la
universalidad de nuestros prójimos. Cristo Jesús dijo (Mateo 22:37-39) “…Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.38 Este es el
primero y grande mandamiento.39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo…”.
Tomando diferentes concepciones
de la palabra amor y sustentándolas con la Biblia, podríamos definir el amor de
la siguiente manera:
El amor es un
sentimiento que une a las personas como parte de una comunidad, creando un
sentido de lealtad hacia todos, abordando la personalidad, el intelecto y las
emociones de las personas. Nos conlleva a compartir mutuamente, es valorativo, comparte
ideales, valores y busca un sentido más allá de la mera satisfacción individual
donde hay un caminar juntos por algo más grande, más total, más sagrado. Es
incondicional, nos hace tratar a las personas de la forma que nos gustaría ser
tratados. Es compasivo, atento, cuidadoso, amable, desinteresado y tiende a procurar
el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés
propio.
Veamos
algunas citas Bíblicas que sustenten el concepto dado:
Hechos de los
Apóstoles 2:46-47; 4:32,34
“…Y perseverando unánimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez
de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos…”
“…Y la multitud de los que habían creído era
de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía,
sino que tenían todas las cosas en común… Así que no había entre ellos ningún
necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y
traían el precio de lo vendido,…”
1 Corintios
13:4-8
“…El amor es sufrido, es benigno; el amor no
tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser;…”
1 Juan 4:7
“…Amados, amémonos unos a otros; porque el
amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a
Dios…”
1 Juan 4:8
“…El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor…”
Proverbios 10:12
“…El odio despierta rencillas; pero el amor
cubrirá todas las faltas…”
Cantares 8:7
“…Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto
lo menospreciarían…”
Isaías 63:9
“…En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los
salvó; en su amor y en su clemencia los redimió,
y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad…”
Juan 15:13
“…Nadie tiene mayor amor que este, que uno
ponga su vida por sus amigos…”
Ejemplo de amor
El mejor ejemplo de amor lo
podemos encontrar en Cristo Jesús, de quien dice 1 Juan 4:10 “…En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados…”;
podemos ver aquí, que el principio del amor radica en amar, aún antes de salir
a buscar las almas. Cristo no vino a esta tierra a aprender a amarnos, sino que
ya antes dispuso su corazón para amarnos “aún antes de venir” (cp. Isaías 6.8)[3]
Y la mejor manera de aprender a
amar, es imitando a Dios, esforzándonos para parecernos a Él. Eso nos
perfecciona, dice 1 Juan 4:17 “…En esto
se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día
del juicio; pues como él es, así somos nosotros en
este mundo…”
Vale mucho más un alma, que
muchas de nuestras tradiciones y costumbres; citemos por ejemplo Romanos 14:15 y Lucas 14.12-14
“…Pero si por causa de la comida
tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la
comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió…” [4]
Lucas 14:12-14
“…Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena,
no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos
ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los
ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te
será recompensado en la resurrección de los justos…”
Ahora bien, todo el conocimiento
expresado y mucho más, es necesario entenderlo para poder entrar en el
versículo con el que dimos inicio a este tema, 1 Timoteo 1.5-9. Allí nos
explica que el amor nace en:
1.
Un corazón limpio
2.
Una conciencia pura
3.
Una fe no fingida.
Harían falta muchas horas para
profundizar en estos tres puntos, sin embargo, revisaremos solo algunas citas
bíblicas que nos los ilustren.
1. Un corazón limpio
Mateo 15:19-20
“…Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las
manos sin lavar no contamina al hombre…”
Génesis 6:5
“…Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y
que todo designio de los pensamientos del corazón de
ellos era de continuo solamente el mal…”
1 Samuel 13:14
“…Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová
se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha
designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado
lo que Jehová te mandó…”
Proverbios 4:23
“…Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; porque de él mana la vida…”
Jeremías 17:9
“…Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá?...”
2. Una conciencia pura
Salmos 16:7
“…Bendeciré a Jehová que me
aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia…”
Juan 8:9
“…Pero ellos, al oír esto,
acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos
hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio…”
Hechos de los Apóstoles 23:1
“…Entonces Pablo, mirando
fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he
vivido delante de Dios hasta el día de hoy…”
Hechos de los Apóstoles 24:16
“…Y por esto procuro tener
siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres…”
3. Una fe no fingida.
Salmos 57:7
“…Pronto está mi corazón, oh
Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré salmos…”
Habacuc 2:4
“…He aquí que aquel cuya alma no
es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá…”
Hechos de los Apóstoles 14:22
“…confirmando los ánimos de los
discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios…”
1 Corintios 2:5
“…para que vuestra fe no esté
fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios…”
2 Corintios 12:15
“…Y yo con el mayor placer
gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas,
aunque amándoos más, sea amado menos…”
¿Entonces qué pasó con el amor?
Jesús dijo: (Mateo 24:12) “…y por
haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará…”; claramente
dijo “se enfriará”, no dijo desaparecerá, pues como dice Cantares 8.7, “…Las
muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos…”, significa
pues, que solo tenemos que despertar el amor. ¡Aleluya!
Consideremos pues Hebreos 12:1-4
“Por tanto, nosotros también,
teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo
peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción
de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta
desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el
pecado;..”
Resistamos hasta el final y
conquistemos al mundo con el amor que Dios no ha dado.
Fortalezcámonos pues con lo que
nos enseña Pablo en Romanos 5:3-5
“…Y no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza;
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado…”
¡Ahí está ese corazón limpio, que da cabida a
la buena conciencia y
fortalece una fe no fingida!...
Amén.
[1]
En la mitología griega, Eros era el dios del amor.
[2]
Platónn. (Atenas 427-347 a. C.) fue un filósofo griego seguidor de Sócratesn. y
maestro de Aristóteles. En su teología, presenta una teoría cosmogónica y
religiosa.
[3]
Isaías 6:8 “…Después
oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí…”
[4]
Y esta cita no se refiere exclusivamente a la comida, sino a cualquier acto
nuestro que pueda ser ocasión de caer a nuestros hermanos
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