(Jueces 8.33-34)
“…Pero aconteció que
cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras
los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. Y no se acordaron los hijos de
Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor;…”
Muchas gentes, en su afán de tener un dios que los
proteja de todo peligro, pero sin dejar ellos de hacer lo malo, caen en la
trampa de satanás, el único ser que se alimenta y fortalece con la maldad de
los seres humanos. En nuestros tiempos la manifestación más notable es a través
de la santería, pues, no hay búsqueda de justicia y misericordia para con
otros, sino ansias de poder a cualquier costa, haciendo daños a otros, pero sin
que se revierta contra ellos a maldad, porque, entonces, ¿quién protege a los
demás de lo malo que ellos hacen?...